sábado, 28 de diciembre de 2013

La Silla de Ruedas

 
 
Una mujer llamada Nancy puso el siguiente anuncio en su periódico local: Si se siente solo o tienen algún problema, llámeme. Yo estoy en una silla de ruedas y raras veces salgo. Podemos compartir nuestros problemas mutuamente. Sólo tiene que llamarme. Me encantaría conversar.
La respuesta a ese anuncio fue sorprendente: 30 llamadas o más por semana.

¿Qué motivó a esta mujer a querer llegar a los demás desde su silla de ruedas para ayudar a los necesitados?

Nancy explicó que antes de su parálisis había disfrutado de perfecta salud, pero se encontraba muy desesperada. Trató de suicidarse saltando desde la ventana de su apartamento, pero la caída la dejó paralítica de la cintura para abajo.

En el hospital, totalmente frustrada, percibió que Dios le decía: Nancy, has tenido un cuerpo sano, pero el alma lisiada. Como resultado de esa experiencia entregó su vida a Cristo. Cuando finalmente le permitieron volver a la casa oró para encontrar una manera de compartir la gracias de Dios con los demás.

Cuantas veces nos sentimos desesperados o angustiados antes las situaciones dificiles que nos tocan vivir?

Se nos olvida de todo lo que tenemos y por lo que debemos dar GRACIAS.

No esperemos a perderlo para recien darnos cuenta de lo valioso que es y estar agradecidos por cada una de las cosas que recibimos y que tenemos en nuestras vidas.
 
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