Entrelazar los cinco dedos es un signo de amor. Manos que simbolizan corazones y almas unidas. Ojalá cada dedo represente: diálogo, detalles, Dios, decisión y dedicación. Cinco vivencias para un amor duradero.
Dialogar, no di-alegar, es la clave para hallar soluciones. Nos pide saber escuchar y ceder. Los detalles nunca son pequeños. Con ellos nace el amor, sin ellos el cariño se marchita. Ellos son los que avivan una relación.
Dios es amor y cuando Él une no hay quien separe. Su presencia ilumina, fortalece y reanima. Amar es una decisión de luchar en las adversidades; ellas nos fortalecen así como la campana sólo da buen timbre cuando ha pasado por el fuego.
Amar es un arte que exige consagración, tiempo, esfuerzo. Dedicarse a amar es concentrarse en darse y dar con perseverancia y paciencia. Mejoremos con las 5 D: con ellas el amor es un don continuo, una delicia. Sin ellas la vida pierde su belleza y su razón de ser.